Cada vez más universidades desarrollan cursos de formación docente para mejorar la calidad de sus profesores, porque está claro que para enseñar hay que tener buenos conocimientos y ser muy inteligente, pero es obvio que el saber mucho no significa saber enseñar, sino que incluso puede dar lugar a lo contrario.
A veces, cuanto más experto se es de una materia, menos entiendes las dificultades por las que pasa alguien que esta aprendiendo, alguien que es nuevo en el tema, es decir, se dan por hechos conocimientos que quizás ese alumno no tiene. Por tanto, sin la base no aprende lo que se está enseñando en ese momento, lo que supone una pérdida de tiempo, ya que no llega a percibir esos conocimientos que se le está intentando enseñar.
Otro detalle a tener en cuenta cuando vas a comenzar a dar clases es recorrer el aula con la mirada, ocupar el espacio.
El feedback ha de ser continuo, por ello cada vez más universidades españolas están implantando servicios para sus docentes, principalmente cursos o seminarios, para ayudarles a mejorar en la enseñanza. De hecho, la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación (ANECA) exige planes de formación a las universidades que certifica.
Si bien es cierto, que en estos cursos de formación hay muchos asépticos, muchos profesores que se resisten a participar, pero por lo general, si suelen acudir los docentes, ya que no basta ser un bien investigador para ser un buen profesor, como de muchas encuestas se desprende.
Texto original: http://bit.ly/1qSaVMS