Ha habido un cambio sustancial entre el siglo XX y el siglo XXI a nivel económico, social y tecnológico. Naturalmente, la educación de hoy no puede ser la misma que hace 50 años. La pregunta es ¿cómo es la educación del siglo XXI? Respuesta: atrevida, diferente y vanguardista.
El primer cambio que tenemos que considerar y que afecta a la educación es el fenómeno de la globalización, que se reconoce por la apertura e interdependencia de los mercados globales. La globalización no sólo nos fusiona económicamente con el resto del mundo sino también a nivel cultural y laboral. Sólo en China, la cantidad de estudiantes de inglés equivalen a casi la población entera de EEUU (Cárdenas 2002). Todos estamos conectados, y por ende, la competencia no será sólo a nivel nacional.
El segundo cambio es el avance a nivel tecnológico y digital. Los estudiantes de hoy ven el mundo a través de un dispositivo electrónico: computadora, tablet, smartphone, video juegos. Su manera de consumir y procesar información es muy diferente. Además, el internet remplazó a la biblioteca como el principal recurso de información.
El último cambio es la constante creación de empleos que todavía no conocemos: la tecnología está constantemente cambiando, por lo tanto las tendencias también cambian y por ende la oferta y demanda de empleos no es la misma que hace 5 años. Los estudiantes de hoy trabajarán en empleos que todavía no han sido creados. Por lo tanto, ¿cómo preparas a alguien para un trabajo que todavía no existe?
Un camino puede ser cambiar por completo nuestro actual esquema de educación. Este artículo no habla solamente del rol del profesor sino del rol de las escuelas en el siglo XXI. Más que nunca, el profesor debe enseñar a pensar y no qué pensar. Se necesitan clases donde el centro de atención y el que provea la información sean los alumnos, el profesor es solamente un guía de la información y un mentor que motiva al alumno. El estudiante debe entrar en una sociedad de permanente conocimiento donde las respuestas las encuentre él mismo por medio de la investigación.
Él es, de cierta forma, el agente de su propio conocimiento y no se limita al tiempo que pasa en la escuela. Él solo procesará y convertirá esa información en conocimiento. Considerando que el alumno sale a competir dentro de un esquema global, la calidad de su trabajo debe de ser mayor. El profesor del siglo XXI debe exigir mejores resultados y mejor calidad en cualquier tarea o trabajo en equipo, sin importar qué tan pequeño sea. Además, es importante que promueva el estudio en el extranjero para adquirir apertura y conocimiento sobre otras culturas.
En resumen, el profesor del siglo XXI deberá ser un guía (no un proveedor) de la información, que motive a sus alumnos a estar en permanente aprendizaje. El maestro deberá promover la apertura y el respeto hacia otras culturas. En la educación del siglo XXI el acceso al internet es indispensable, ya que será la herramienta principal del alumno para estar constantemente aprendiendo. Finalmente, el conocimiento se basará en el análisis y en aplicar el aprendizaje en el día a día.
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