El aprendizaje colaborativo sucede cuando un conjunto de alumnos interactúan para realizar un trabajo en equipo, y en el proceso desarrollan habilidades individuales y grupales. En este contexto, el docente deja de ser un emisor de información único y se convierte en mediador, cuyo papel es estimular a los estudiantes y favorecer el aprendizaje.
Las nuevas funciones del profesor se resumen en los siguientes ocho puntos:
- Dejar en claro los objetivos de cada actividad, tanto académicos como grupales. "Es necesario que el estudiante sepa el qué y el cómo se quiere lograr el aprendizaje".
- Tomar decisiones respecto a la formación de los equipos: el tamaño, los roles de cada estudiante, su disposición en el aula, entre otros.
- Explicar la actividad y los criterios para el éxito académico y de sociabilidad.
- Poner en marcha la actividad colaborativa y supervisar el trabajo en cada uno de los grupos para poder retroalimentarlos.
- Sistematizar la información que recoge de cada actividad colaborativa: los procedimientos en la solución de problemas, por ejemplo. Esto le permitirá al docente aplicar su conocimiento pedagógico en un futuro.
- Dar seguimiento a los grupos a través de evaluaciones formativas e intervenir en ellos cuando lo considere necesario para lograr un aprendizaje más efectivo.
- Intervenir en los grupos para suministrar o corregir información, hacer aportes metodológicos y técnicos, alentar debates, evitar generalizaciones inadecuadas y asegurar la convivencia y el respeto mutuo.
- Evaluar los logros de sus estudiantes y discutir con ellos los resultados de la colaboración en el grupo.