Llegadas estas fechas, las escuelas van cerrando, los alumnos salen de vacaciones y los profesores hacen lo propio. Pero además de descansar, a veces sería útil preguntarnos si durante este periodo hay algo en lo que podamos mejorar.

Salir del aula. En este periodo que nos encontramos fuera del aula, que podemos visitar diferentes lugares, ya sean museos, parques, pueblos, etc., es un buen momento para darnos cuenta que el aprendizaje no se da exclusivamente dentro del aula. Recuperemos el esta idea y llevémosla con nosotros al salón de clases. Busquemos excusas para disfrutar al aire libre, de realizar más prácticas de campo, más visitas escolares.

Recupera la motivación. Según las estadísticas, los puntos débiles de los profesores son dos principalmente: la falta de motivación y la estructura repetitiva de nuestros cursos. A veces llegamos a un punto de gran comodidad donde ya tenemos un plan de estudios y técnicas elaboradas y preparadas a las cuales preferimos recurrir año con año sin darnos cuenta que con el tiempo incluso nosotros nos aburrimos de ellas. Actualizar nuestras metodologías y recursos es atractivo tanto para nuestros estudiantes como para nosotros. Te podemos recomendar que busques algo sobre gamificación o uso dinámicos de las TIC.

Encuentra las respuestas. Muchas veces durante las clases hay alumnos que realizan preguntas que incluso nosotros no sabemos responder, y que por falta de tiempo dejamos sin responder. Una buena práctica es hacer una lista con estas preguntas y durante el periodo vacacional intentar responderlas, tomarnos el tiempo de investigar para que el próximo curso tengamos las herramientas para poder sacar de dudas a nuestros alumnos. Además siempre es bueno seguir aprendiendo y mejorando nuestros conocimientos. Si algo podemos hacer es aprender junto con nuestros alumnos.

No dejar de leer. Una tarea que como maestro dejas a tus alumnos, pero ¿cuántos de nosotros seguimos el mismo consejo? No tiene que ser un libro académico, puede ser desde una revista que queríamos leer desde hace semanas o el libro que compramos hace varios años y que se encuentra empolvado en el librero. Una excelente manera de no perder el ritmo pero también de escaparnos un poco y relajarnos.

Actualiza tu vida social. A veces durante el ciclo escolar damos prioridad a nuestras tareas laborales, dejamos que la escuela consuma nuestro tiempo y abandonamos la vida social. Utiliza este tiempo para recuperar amigos, familiares y conocidos. Incluso podemos aventurarnos en las redes sociales, de esta manera podremos conectarnos con gente distinta y podemos aprender y comprender el mundo virtual al que están acostumbrados nuestros estudiantes. Además, en estas redes sociales, también hay grandes profesores que buscan crear redes y comunidades para mejorar la educación.

Descubre nuevas pasiones. Es un tiempo excelente para adentrarse en las propias pasiones. Invertir tiempo en nosotros mismos es importante para mantener un buen autoestima. A veces nos enfocamos demasiado en enriquecer el conocimiento y espíritu de nuestros alumnos que olvidamos que nuestro espíritu también necesita dedicación y cuidado.

Texto original: http://goo.gl/OErUdx

El desarrollo de las TIC, la ampliación de la capacidad de conexión y el diseño de diversas herramientas, entornos y aplicaciones web, hacen posible hoy día que la educación en línea se posicione cada vez más entre el público consumidor de educación.

El ideal de la educación continua que Jacques Delors planteaba a finales del siglo XX, hoy se ve potencializado de manera radical por los desarrollos y capacidad de penetración de los servicios web.  Sin embargo, son muchos y de diversa índole los obstáculos que se presentan en el desarrollo y práctica de la educación en línea.

Es sabido que en la población a nivel mundial existe un acceso desigual e inequitativo a Internet, llamada la brecha digital, una reproducción de las diferencias y distancias entre los ricos y los pobres, entre los que tienen acceso a la cultura y los que no. En ese sentido, personas que tradicionalmente han estado rezagadas en el acceso a la cultura y la educación por su pertenencia a clases sociales pauperizadas, mantienen un fuerte atraso en la conectividad a Internet y por ende, en su acceso a la educación en línea.

El obstáculo de la generación. Otro aspecto que constituye un obstáculo para la educación en línea es la pertenencia a una generación o a otra. Se asume que las personas mayores tienen menos capacidad en el uso de las TIC que los jóvenes. Sin embargo, aunque los jóvenes tengan mayor facilidad para el uso de las TIC, normalmente las emplean para la convivencia, recreación y esparcimiento. En cambio, las personas mayores que forman parte de las generaciones de los llamados migrantes digitales, muestran un mayor empleo de las TIC con fines educativos, de desarrollo personal, etc. Ello se muestra además en el hecho de que son personas de más de 30 años las que frecuentemente se enrolan en programas educativos en línea, que por su flexibilidad les permite combinar diferentes roles como padres de familia, empleados, estudiantes, etc.

El obstáculo del gremio. Otro obstáculo más es la pertenencia a un gremio o disciplina académica, ya que como se menciona en la investigación realizada en la Universidad Veracruzana sobre la brecha digital de los profesores de acuerdo con su disciplina, pareciera que en las llamadas disciplinas blandas/puras (como la Filosofía) los docentes tienden a estar menos conectados, poseen menor infraestructura y en general prescinden del empleo de las TIC para la educación; a diferencia de disciplinas blandas/aplicadas, duras/puras y duras/aplicadas, como Lengua Inglesa, Biología e Informática, respectivamente, que tienden a emplear las TIC como fuente de información y herramienta esencial en el trabajo educativo. De alguna forma la visión tradicional de las áreas del saber permea las prácticas de la educación en línea y el uso educativo de las TIC.

Obstáculo de los roles tradicionales de la educación, que presupone que docentes y estudiantes asumen los mismos roles en la educación en línea que los tradicionalmente asumidos en la educación tradicional presencial. Esto implica una fuerte limitación, ya que impide la transformación de los roles dentro de los procesos educativos en línea.

Obstáculo del poder docente, ya que los estudiantes dentro de la educación en línea se asumen disminuidos, y muchas veces están a la defensiva respecto a actitudes potencialmente autoritarias e intransigentes de los docentes. La actitud temerosa y defensiva de los estudiantes en la educación en línea pone de relieve que en la educación en general el docente ha tenido un halo de autoridad que raya con facilidad en el autoritarismo, y ante ello los estudiantes se sienten vulnerables. Dicha experiencia impide el desarrollo de la autonomía y la autogestión tan indispensables para los estudiantes en línea.

Obstáculo de la planeación didáctica, dado que las instituciones en general plantean dos modalidades básicas de planeación didáctica: la institución elabora sus propios diseños instruccionales y guiones didácticos, y el docente en línea es un ejecutor de los mismos sin poder hacerle modificaciones, convirtiéndose fundamentalmente en un evaluador de actividades. O la institución solamente establece la estructura evaluativa de cada curso y deja a cada docente la tarea de hacer su propio diseño y guión instruccional, lo que convierte al docente en diseñador instruccional y evaluador de actividades. La ausencia de trabajo académico colegiado en ambos casos es un obstáculo que limita el desarrollo pleno de la educación en línea, ya que por su carácter de educación a distancia, la educación en línea requiere de una mayor cercanía -real o virtual- entre los docentes que imparten una misma materia y así diseñar entornos de aprendizaje idóneos.

Obstáculo del uso de las plataformas educativas, que aplica tanto a docentes como a estudiantes aunque de diversas maneras. El docente -que puede ser o no un nativo digital- necesita conocer y adentrarse en el funcionamiento de la plataforma educativa que funcione en la institución, pero es común que los docentes ignoren buena parte de las funciones del entorno virtual o de la plataforma educativa que se maneje en la institución, con lo cual la plataforma educativa termina empleándose como un repositorio al que se envían documentos, lo cual limita drásticamente la utilidad de las mismas. De igual manera, los estudiantes que no están familiarizados con las plataformas educativas toman cursos propedéuticos, pero se atemorizan al enfrentar el uso de la plataforma en condiciones reales, o bien no se animan a encontrar sus diversos usos.

 

 

Texto original: http://goo.gl/1izWtH

El éxito de nuestro trabajo en el salón de clases no siempre depende de la dedicación y esfuerzo que le damos a la organización, planificación e investigación de nuestras actividades. La heterogeneidad de los estudiantes propone una tarea aún más difícil, pues se deben atender las necesidades e intereses particulares de cada alumno.

Es por eso que el momento crítico en el proceso pedagógico no se da en las horas fuera de clase, en las horas de preparación docente, sino en el horario de clases, frente a grupo. Es en este momento que se pone a prueba todos nuestros conocimientos y habilidades como docentes. Nadie dice que sea fácil y en esta publicación no pretendemos darte la fórmula mágica para lograrlo, tan solo proponemos una serie de consejos prácticos que pueden hacer más fácil tu labor y generar una relación afectiva y efectiva entre alumnos y maestros, que a la larga se verá reflejado en un mejoramiento en el desempeño escolar.

1. Encuentra la emoción del conocimiento. Si buscas que la información que estás transmitiendo llegue y se quede en tus alumnos, debes encontrar alguna forma de pasión en la materia que impartes. Demuéstrale a tus alumnos, a través de tu discurso, que aquello que les estás enseñando tiene un valor no sólo académico sino también uno práctico. Este tipo de emoción es muy contagioso y lograrás que el ambiente se transforme a uno más receptivo y que tus alumnos creen un lazo afectivo contigo y con la materia.

2. Mantén la mente abierta ante la diversidad. Estar frente a un grupo es enfrentarse a una gran cantidad de contextos, historias, capacidades, habilidades, tradiciones y juicios. Es necesario que, como docente, comprendas que no existe una sola realidad si no un sinfín de puntos de vista y paradigmas que debemos aceptar. Todos tienen el derecho de expresar sus opiniones, como maestro lo único que podemos hacer es mantener un ambiente de respeto y tolerancia.

3. Ve más allá de lo que ven tus ojos. Debemos recordar que cada alumno es una persona con sus particularidades, con un nivel cognitivo distinto, con más o menos experiencias personales y académicas, elementos que pueden tanto interferir como favorecer el proceso de aprendizaje. Habrá momentos en los que ciertos alumnos no alcancen los niveles que desees, es aquí cuando la tarea docente debe ser analizar el por qué del rezago y hacer algo al respecto. Siempre se debe ayudar antes de reprimir.

4. Aprovecha todos los recursos posibles. Si al explicar con palabras la información no es suficiente para que ésta sea comprendida por todos, vuelve a explicarlo con otras palabras. Si esto no funciona puedes recurrir a imágenes o videos como material de apoyo. Si esto no funciona deberás encontrar más recursos, otras formas de acercamiento a la información, etc. Lo bueno es que hoy en día hay una gran variedad de recursos a nuestra disposición que puedes utilizar. Lo único que debes recordar es que volver a explicar no es repetir textualmente, es utilizar el plan B o el C.

5. Demuestra el valor agregado del conocimiento. Nunca debemos decir que lo que se está aprendiendo es importante porque “estará en el examen”. El conocimiento si es importante, pero no por esa razón, le debemos demostrar a los estudiantes que esto que les estamos transmitiendo tiene una utilidad que le será útil para el resto de su vida. Esto es lo que lo enganchará y le hará querer aprenderlo y hacerlo suyo. El secreto es generar una necesidad de conocimiento: “si no aprendes matemáticas nunca podrás ahorrar dinero y comprar todos los juegos o dulces que quieres”.

 

Texto original: http://bit.ly/1GgrSEZ

Los mapas conceptuales son herramientas muy eficaces para enseñar a tus alumnos a analizar relaciones entre temas y conceptos y a plasmar el conocimiento de forma visual y sencilla. Si dominan la elaboración e interpretación de este tipo de esquemas mejorarán su capacidad de síntesis, dispondrán de un instrumento muy útil para el estudio y, en general, serán capaces de organizar cualquier tipo de información tanto en el aula como fuera de ella. Te damos algunas ideas para que utilices los mapas conceptuales con tus estudiantes para diferentes asignaturas y actividades.

 

CINCO USOS EDUCATIVOS DE LOS MAPAS CONCEPTUALES

 

1. Para detectar ideas como punto de partida. Es una de las aplicaciones más útiles de los mapas porque os ofrecerá, tanto a ti como a tus alumnos, una visión de conjunto de una unidad o un tema que vayáis a tratar en clase. Tienes dos posibilidades:- Realizar el mapa conceptual previamente. Lleva el mapa preparado, muéstralo en clase y analízalo con tus alumnos, para que traten de explicar qué representa, señalen conceptos que no entienden o les generan dudas, añadan nuevos puntos o eliminen aquello que crean innecesario.

- Elaborar el mapa con tus alumnos. Ve haciendo preguntas para ir desgranando los conceptos y relacionándolos. De este modo iréis creando el mapa conforme tus estudiantes vayan aportando sus conocimientos previos sobre el tema que vais a tratar.

Cuando hayáis terminado de trabajar el tema, podéis volver a revisar el mapa inicial, debatir si era correcto, analizarlo y sacar conclusiones.

2. Para resumir visualmente la unidad o tema. Otro de los usos más frecuentes de los mapas conceptuales es trabajarlos a posteriori, como un resumen de un tema, unidad o apartado. Puedes utilizar un mapa conceptual incompleto, en el que tus alumnos rellenen los huecos con algunos conceptos, o pedirles que creen su propio mapa conceptual completo al terminar el tema que queréis resumir. Será un excelente instrumento para el estudio, ya que les proporcionará en un solo vistazo todo lo esencial que deben comprender y asimilar. Además de utilizar los mapas conceptuales para resumir una unidad, también puedes animar a tus alumnos a usarlos como síntesis de otros muchos elementos de cualquier asignatura, por ejemplo:

 

- La vida y obras de un autor.

- El argumento de un libro.

- Las ideas de un artículo o reportaje de actualidad.

- Un periodo histórico o una genealogía.

- Una cadena alimentaria o una clasificación de animales o plantas.

- Los conceptos de una corriente filosófica.

- Las características y artistas de un estilo musical.

 

 3. Como resultado de un trabajo individual o cooperativo. En el próximo trabajo o proyecto que desarrollen tus alumnos, pídeles que representen en un mapa conceptual el resultado de su labor o investigación. Aprenderán a sintetizar y a organizar toda la información recopilada de forma visual y sencilla. Además, pueden utilizar después el mapa para exponer el trabajo al resto de la clase y explicarlo de forma más detallada apoyándose solo en el esquema. Recuérdales que pueden incluir textos cortos en el mapa conceptual, pero también completarlo con dibujos o fotografías que sustituyan a palabras o se combinen con ellas y dotarlos así de un estilo más personal y adecuado al tema que traten. Te damos algunos ejemplos de mapas conceptuales con diferentes organizaciones y estéticas.Además, anima a tus alumnos a que utilicen instrumentos online con los que pueden crear mapas interactivos y multimedia mientras practican con las TIC. En este artículo de aulaPlaneta tienes una buena selección: Seis herramientas para crear mapas conceptuales.

4. Para escribir un texto. Es una buena técnica con la que tus alumnos ejercitarán su creatividad y practicarán la interpretación y el uso del mapa conceptual a la inversa, es decir, como base para desarrollar en vez de resumir un texto. Puedes elaborar varios modelos de mapas conceptuales sencillos y distribuirlos entre tus alumnos para que escriban un relato o un texto a partir de los conceptos que aparecen en el esquema. Pídeles que observen atentamente todo el mapa antes de comenzar y se fijen en cada concepto y en las relaciones que existen entre ellos. Después cada alumno puede leer su texto en clase y compararlo con el mapa conceptual y con los relatos o textos construidos por sus compañeros con ese mismo esquema.

 

5. Para evaluar. La elaboración de un mapa puede ser muy útil para descubrir si tus alumnos han comprendido y asimilado un tema, y una herramienta para que ellos mismos se autoevalúen. En el próximo examen puedes pedirles que hagan un mapa conceptual con las ideas principales de la unidad o el tema que quieras evaluar. Anímales a que tengan presente ese esquema cuando respondan al resto de preguntas del examen, ya que les ayudará a tener más claras las ideas que van a desarrollar. Cuando evalúes el mapa conceptual, puedes atender a los siguientes criterios:

 

- Cantidad y adecuación de conceptos

- Combinación de conceptos generales y específicos

- Número y adecuación de niveles

- Jerarquía y relaciones establecidas

- Ramificación y existencia de enlaces cruzados.

 

 

Texto original: http://bit.ly/1CthLIZ

I've been thinking a lot about what makes a good team in a school context. I'll share some of these thoughts, but I really want to hear your ideas on this subject.

I'm going to admit that it's taken me a while to feel convinced by the power of teams. Until recently, I didn't have great experiences in teams. I felt that alone I could produce whatever needed to be created better, and quicker, than working with others. I often felt frustrated working in teams -- the process felt so slow and cumbersome. I felt like I was usually given (or took) the bulk of the work. I didn't really know what an effective team looked like, how one worked together, or what the benefits could be.

In the last few years, however, my experience in a couple different teams shifted these beliefs. Now, I'm compelled to figure out how to create and develop good teams -- and to identify the specific moves that a coach or facilitator makes in this process. I want to figure out how to grow powerful teams that can transform schools.

Why Does this Matter?

Here's why I think we need to articulate our beliefs and practices about good teams:

Strong teams within a school are essential to retaining and sustaining teachers. In schools with low staff turnover (even in challenging urban contexts), teachers report feeling connected to colleagues and supported by them. They also describe feeling that they belong to a team whose members are fulfilling a mission together. The emotions activated in this context are those which keep us engaged in a difficult endeavor for a long time. Public education is a hard place to be these days -- we need structures (such as strong teams) that cultivate our emotional resilience.

If a team is effective, then people learn from each other. They accomplish far more than would be possible alone. They inspire and challenge each other. An individual's strengths can be exploited, and we don't have to do the stuff we're not so good at. Again, this is an efficient approach to undertaking a huge project (transforming a school, for example), and it feels good.

What Makes a Good Team?

Here are some key characteristics that I believe make a good team:

1. A good team knows why it exists.

It's not enough to say, "We're the 6th grade team of teachers" -- that's simply what defines you (you teach the same grade), not why you exist. A purpose for being is a team might be: "We come together as a team to support each other, learn from each other, and identify ways that we can better meet the needs of our sixth grade students." Call it a purpose or a mission -- it doesn't really matter. What matters is that those who attend never feel like they're just obligated to attend "another meeting." The purpose is relevant, meaningful, and clear.

2. A good team creates a space for learning.

There are many reasons why those of us working in schools might gather in a team -- but I believe that all of those reasons should contain opportunities for learning with and from each other. I have met very few educators who don't want to learn -- we're a curious bunch and there's so much to learn about education. So in an effective team, learning happens within a safe context. We can make mistakes, take risks, and ask every single question we want.

3. In a good team, there's healthy conflict.

This is inevitable and essential if we're learning together and embarked on some kind of project together. We disagree about ideas, there's constructive dialogue and dissent, and our thinking is pushed.

4. Members of a good team trust each other.

This means that when there's the inevitable conflict, it's managed. People know each other. We listen to each other. There are agreements about how we treat each other and engage with each other, and we monitor these agreements. There's also someone such as a facilitator who ensures that this is a safe space. Furthermore, in order for there to be trust, within a strong team we see equitable participation among members and shared decision-making. We don't see a replication of the inequitable patterns and structures of our larger society (such as male dominance of discourse and so on).

5. A good team has a facilitator, leader, or shared leaders.

There's someone -- or a rotation of people -- who steer the ship. This ensures that there's the kind of intentionality, planning, and facilitation in the moment that's essential for a team to be high functioning.

 

See original text: http://bit.ly/1K6Tyi6

Research shows that skilled or expert readers possess seven strategies toconstruct meaning before, during, and after reading a text. When skilled students read, it is an active process. Their minds are constantly processing information extracted from the text, e.g., questioning the author, summarizing passages, or interpreting images. Contrarily, struggling readers often unthinkingly read the words on the page. For them, reading is an inactive activity. Constructing meaning from the text does not naturally occur in the mind of a struggling reader.

Fortunately, the cognitive skills of expert readers can be taught. The most effective way for students to learn these skills is through explicit and direct instruction. It is important that teachers model these strategies to the class before allowing students to independently use one of them. Modeling a strategy provides students with a clear understanding of why they were given the task and how to complete it properly.

7 Strategies

Below is a summary of the seven strategies of highly skilled readers. A brief purpose for using each strategy is provided along with a corresponding protocol. The seven strategies can be used with a variety of texts depending on the discipline. Examples of text include a painting, an annual report for a business, a script for a play, a mathematical word problem, a pie chart, a recipe, or instructions for a science experiment.

1. Activating: Students use their past experiences and/or knowledge to better understand the text. (Example: text connections.)

2. Summarizing: Students restate the purpose and meaning of a text in their own words. (Example: magnet summaries.)

3. Monitoring and Clarifying: Students determine if they understand the text. If there are misunderstandings, they clarify and correct the confusion during and after reading a text. (Example: text coding.)

4. Visualizing and Organizing: Students create mental images of the text. Graphic organizers help to provide structure and allow students to generate ideas from the text. (Example: graphic organizer.)

5. Searching and Selecting: Students gather information from various resources to select that which allows them to define key words, answer questions, or solve problems. (Example: claim, evidence, and reasoning.)

6. Questioning: Students create questions about the text, ask themselves questions while reading the text, and answer different levels of questions about the text from their peers and/or teacher. (Example: question-answer relationship.)

7. Inferring: Students interpret the text and draw logical conclusions. (Example: say-mean-matter.)

Choosing a Strategy

It is important to intentionally select a reading strategy according to learning goals, course standards, and type of text. Before choosing a strategy, here are some questions for consideration:

Reading and interpreting multiple forms of texts can be a daunting task. Thankfully, students in any classroom can learn the analytical capabilities of skilled readers. This practice takes time and patience. With purposeful implementation of these strategies across all subject areas, students can progress from dependent, inactive readers to highly skilled thinkers who independently process information from a text.

See original text: http://bit.ly/1IVRYk7

How much homework is too much? Not enough? Who should get it? These are just a few of the questions that have been debated over the years. While the research produces mixed results, there are some findings that can help inform decisions about homework.

Whether homework helps students — and how much homework is appropriate — has been debated for many years. Homework has been in the headlines again recently and continues to be a topic of controversy, with claims that students and families are suffering under the burden of huge amounts of homework. School board members, educators, and parents may wish to turn to the research for answers to their questions about the benefits and drawbacks of homework. Unfortunately, the research has produced mixed results so far, and more research is needed. Nonetheless, there are some findings that can help to inform decisions about homework. What follows is a summary of the research to date:

 

See original text: http://bit.ly/1LJDd1W

Hemos mencionado  en artículos anteriores sobre la noción de el “profesor del salón” vs. el “profesor de la institución educativa”, pero esta noción podría replantearse.

Decir “profesor de salón” es simplemente alguien que se enfoca en su salón de clases y sus estudiantes solamente.  Aunque puede tener un increíble beneficio para sus propios estudiantes, esto casi siempre llega a relaciones personales débiles con otros estudiantes. Usualmente ven a los otros estudiantes como el asunto de otro y evitan tratar con ellos. También mantienen sus practicas para sí mismos y mantiene el salón a puerta cerrada, a veces literalmente, pero la mayoría de casos figurativamente.

Por el otro lado tenemos al ”profesor de la institución educativa”, para mi es ideal que el profesor pueda estar conectadocon cada uno de los estudiantes del salón así como con otros  estudiantes y profesores dentro de la institución. Ven la monitoría como una oportunidad para conectarse con otras personas y construir una relación con sus estudiantes.

Comparten sus practicas abiertamente con los demás porque su interés siempre será “lo que sea mejor para los estudiantes”. Si puedes compartir algo y otra persona puede tomarlo y así, intercambiar conocimientos, y usarlo para los estudiantes, pueden hacer de cada uno de ellos algo mejor. Ellos piensan en la institución como un comunidad y su expertise y experiencia es compartida exponencialmente no solamente para ayudar a sus propios estudiantes sino para ayudar a todos los estudiantes de la institución.

Entonces ahora, habría que plantearse el concepto de “profesor global”, el profesor global tiene los mejores elementos del salón de clase y de la institución, pero estos se enfocan en “lo que sea mejor para los estudiantes” no importa si son sus propios estudiantes, los estudiantes del colegio de al frente, o de al otro lado del mundo, simplemente cualquier persona que este dispuesta a adquirir un conocimiento nuevo. Entraron en el mundo de la enseñanza por que adoran tener estudiantes y quieren ayudar a cada uno de estos no importa su situación o su locación.

Se preocupan por losestudiantes de su clase, comparten abiertamente con otras personas en la institución y se conectan con ellos, pero quieren hacer las cosas mejor, independiente de su propia situación. Inspiran cambios ya sea en su propio salón de clase o en otra institución o en cientos de instituciones. Además, también influyen en otros y sacan lo mejor de sus estudiantes. Entre mas miremos lo que los otros están haciendo, mejor vamos hacer que los estudiantes se acerquen a nosotros.

Los profesores globales (deberían) preocuparse por la educación como un todo, así como lo hacen por sus estudiantes y su salón de clase. Solo quiero reiterar que si la persona solamente mira, comparte y aprende globalmente pero no se puede conectar con aquellos en su clase o su institución, no los consideraría como “profesores globales”. Ellos sencillamente saben que somos mejores cuando trabajamos juntos, no solamente extrayendo cosas de otros sino contribuyendo también. Ellos saben que lo que ellos hacen marca la diferencia para algunos, así como saber que lo que ellos aprenden de los otros hace la diferencia para sus estudiantes o instituciones.

¿Entonces donde te encuentras tú dentro de este espectro? Y ¿que tipo de profesor te gustaría ser?

Texto original: http://bit.ly/1KoOEva

Tú que, tras estudiar Historia del Arte, te planteas qué futuro profesional vas a tener. Tú que, sin tener claro cómo es la situación actual de la educación, ves que dar clases puede ser una salida. Tú, Elena, que estás haciendo las prácticas del MAES (Máster de formación del profesorado de Educación Secundaria) y que te ha tocado que un servidor sea tu tutor durante más de dos meses… Ahora que te estás dando cuenta que ni los alumnos, ni los profesores, ni la educación de hoy se puede comparar a lo que era hace 10, 20 o 30 años…

Me gustaría que, tras esta experiencia que estás teniendo, te quedaras con estas claves educativas que intento (lo mejor que puedo) llevar a cabo en mi aula. Así entiendo la educación, así intento enseñar, así sigo aprendiendo todos los días.

1. Cuida el ambiente de la clase

Fundamental para un buen proceso de enseñanza-aprendizaje es intentar que en el lugar donde se desarrolle la acción educativa se respire el mejor ambiente posible. Las buenas formas, el respeto mutuo, la ausencia de gritos y sobre todo el buen humor son claves para ello.

2. El error como fuente de aprendizaje

De los fallos se aprende. Algo obvio, pero que muchos docentes no lo tienen en cuenta. Penalizar el error de los alumnos es algo muy común en el profesorado. Sin caer en la cuenta que es cuando corregimos lo que hacemos mal cuando más aprendemos. Por lo que habría que reflexionar qué tipo de evaluación realizamos.

3. La pregunta, como proceso clave

Generar la duda y provocar el interrogante en el alumnado supondrá que éstos se cuestionen prejuicios, conocimientos previos, limitaciones… y sobre todo, conseguiremos que los alumnos abran el camino para entender y comprender lo nuevo. Haz lo posible para que tus alumnos te lo pregunten todo.

4 Prioriza la comprensión y la relación de ideas

La memoria es importante, pero efímera. Por ello, cuanto más trabajemos la comprensión y la relación de ideas, más estaremos haciendo porque lo aprendido sea verdaderamente asimilado y recordado en el tiempo. Igual que la velocidad sin control no sirve de nada, sin comprensión la experiencia de aprendizaje es más que limitada.

5. Aprendiendo de y con los demás

Las personas somos seres sociales, es por eso que cuanto más desarrollamos la capacadidad de compartir más desarrollamos nuestra capacidad de aprendizaje. Porque de todo y de todos se aprende. Así que intenta potenciar en lo posible el trabajo cooperativo y colaborativo en las clases.

6. Trabaja las emociones en el aula

Está cada vez más comprobado la importancia de las emociones en el aprendizaje. Es fundamental que los docentes trabajemos esas emociones en el aula. No trabajamos con robots sino con personas que piensan y sienten, por ello el aprendizaje será más significativo cuanto más aparezca en él las emociones.

7 Potencia la creatividad

Una de las ventajas que tenemos los docentes es que trabajamos con niños y jóvenes que ¡aún tienen imaginación! No es cuestión de que la vayan perdiendo en la escuela, sino que la trabajen y la desarrollen. Cuanto más trabajemos la creatividad, el pensamiento divergente y la capacidad para que los propios alumnos exploten su imaginación, más estaremos haciendo por su presente y su futuro.

8. Generando juicio crítico y argumentación

Es uno de los objetivos principales de la escuela, hacer que el alumno pueda argumentar sus propias ideas. A veces, parece que los profesores pretenden meter en la cabeza a todos los alumnos las mismas ideas y los mismos razonamientos, cuando la riqueza educativa es precisamente generar en el alumno la capacidad de pensar por sí mismo.

9. En lo posible, jugando

La capacidad de aprendizaje que genera el juego no sólo está infravalorada, sino que relacionar dicho juego sólo con las edades más tempranas demuestra tener las miras muy cortas. Además, si asociamos el juego sólo con el objetivo de entretener estamos cayendo en un gran error. Vamos cambiando esa idea, pero muy poco a poco. Lleva a tu clase una ginkana, saca a los niños al patio y realiza dinámicas, haz teatro, ponles música… Cuánto más aprendan jugando, el aprendizaje posiblemente será más significativo ¿por qué? Porque aprendemos más y mejor haciendo cosas que nos gustan.

10. Trabajando en equipo

Es verdad que no a todos los alumnos les gusta trabajar con otros compañeros. Unos por timidez, otros por falta de compañerismo, otros por excesivo individualismo, otros por pasotismo… Pero trabajar en grupo es fundamental. Porque con este tipo de trabajo, bien guiado, les proporcionamos a los alumnos una serie de valores y herramientas como la empatía, la superación, el esfuerzo común, la solidaridad… que son imprescindibles para un mundo laboral cada vez más interconectado y hecho para trabajar en redes.

11. Evaluando el proceso de enseñanza

Es curioso que, en una profesión que se centra en evaluar a otros, guste tan poco que se evalúe lo que los propios profesores hacemos. Pues es imprescindible compañeros. Sin evaluación no hay mejora. Mal docente será aquel que cree que todo lo hace bien y ya no tiene nada que mejorar ni aprender. Lo mínimo que podemos hacer por nuestros chavales de clase es intentar hacerlo siempre lo mejor posible. Y para ello tenemos que parar y reflexionar, para darnos cuenta de todo lo que hacemos bien y todo lo que aún podemos mejorar.

Querida Elena, los docentes y educadores no somos perfectos. Y fallamos. Pero tenemos que ser conscientes que nuestra aula es un paraíso donde podemos hacer maravillas. Creo que si tomamos como ruta educativa estas claves, estoy seguro que una educación mejor sí es posible.

 

Texto original: http://bit.ly/1AWMNs3

Students often think they understand a body of material and, believing that they know it, stop trying to learn more. But come test time, it turns out they really don't know the material very well at all. Can cognitive science tell us anything about why students are commonly mistaken about what they know and don't know? Are there any strategies teachers can use to help students better estimate what they know?

How do we know that we know something? If I said to you, "Could you name the first President of the United States?" you would say, "Yes, I could tell you that." On the other hand, if I said, "Could you tell me the names of the two series of novels written by Anthony Trollope?" you might say, "No." What processes go into your judgment of what you know? The answer may at first seem obvious: You look in your memory and see what's there. For the first question, you determine that your memory contains the fact that George Washington was the first U.S. President, so you answer "yes." For the second question, if you determine that your memory contains little information about Trollope (and doesn't include the novel series named Barchester and Palliser), you would answer "no."

But, if the mechanism were really so simple, we would seldom — if ever — make mistakes about what we know. In fact, we do make such mistakes. For example, we have all confidently thought that we knew how to get to a destination, but then when put to the test by actually having to drive there, we realize that we don't know. The route may seem familiar, but that's a far cry from recalling every turn and street name.

The feeling of knowing has an important role in school settings because it is a key determinant of student studying (e.g., Mazzoni & Cornoldi, 1993). Suppose a third-grader has been studying the Vikings with the goal of understanding where they were from and what they did. At what point does the third-grader say to him or herself: "I understand this. If the teacher asks me, 'Who were the Vikings?' I could give a good answer."

Every teacher has seen that students' assessments of their own knowledge are not always accurate. Indeed, this inaccuracy can be a source of significant frustration for students on examinations. The student is certain that he or she has mastered some material, yet performs poorly on a test, and may, therefore, conclude that the test was not fair. The student has assessed his or her knowledge and concluded that it is solid, yet the examination indicates that it is not. What happened? What cues do students use to decide that they know something?

Cognitive science research has shown that two cues are especially important in guiding our judgments of what we know: (1) our "familiarity" with a given body of information and (2) our "partial access" to that information. In this column, I'll discuss how these two cues can lead students to believe that they know material when they don't. And, in the box on page 41, I suggest ways that teachers can help students develop more realistic self-assessments of their knowledge.

"Familiarity" fools our mind into thinking we know more than we do

The idea of familiarity is, well, familiar to all of us. We have all had the experience of seeing someone and sensing that her face is familiar but being unable to remember who that person is or how we know her.

Psychologists distinguish between familiarity and recollection. Familiarity is the knowledge of having seen or otherwise experienced some stimulus before, but having little information associated with it in your memory. Recollection, on the other hand, is characterized by richer associations. For example, a young student might be familiar with George Washington (he knows he was a President and maybe that there's a holiday named after him), whereas an older student could probably recollect a substantial narrative about him. (See Yonelinas, 2002, for an extended review of the differences between recollection and familiarity.)

Although familiarity and recollection are different, an insidious effect of familiarity is that it can give you the feeling that you know something when you really don't. For example, it has been shown that if some key words of a question are familiar, you are more likely to think that you know the answer to the question. In one experiment demonstrating this effect (Reder, 1987), subjects were exposed to a variety of word pairs (e.g. "golf" and "par") and then asked to complete a short task that required them to think at least for a moment about the words. Next, subjects saw a set of trivia questions, some of which used words that the subjects had just been exposed to in the previous task. Subjects were asked to make a rapid judgment as to whether or not they knew the answer to the question — and then they were to provide the answer.

If the trivia question contained key words from the previous task (e.g., "What term in golf refers to a score of one under par on a particular hole?"), those words should have seemed familiar, and may have led to a feeling of knowing. Indeed, Reder found that subjects were likely to say that they knew the answer to a question containing familiar words, irrespective of whether they could actually answer the question. For questions in which words had not been rendered familiar, subjects were fairly accurate in rapidly assessing their knowledge.

"Partial access": Our mind is fooled when we know part of the material or related material

A second basis for the feeling of knowing is "partial access," which refers to the knowledge that an individual has of either a component of the target material or information closely related to the target material. Suppose I ask you a question and the answer doesn't immediately come to mind, but some related information does. For example, when I ask for the names of the two series of Trollope novels, you readily recall Barchester and you know I mentioned the other series earlier; you even remember that it started with the letter P, and you believe it had two or three syllables. Your quick retrieval of this partial information will lead to a feeling of knowing the relevant information — even if Palliser is not actually in your memory.

The effect of partial access was demonstrated in an experiment (Koriat & Levy-Sadot, 2001) in which subjects were asked difficult trivia questions. If subjects couldn't answer a particular question, they were asked to judge whether they would recognize the answer if they saw it (i.e., to make a feeling-of-knowing judgment). The interesting twist: Some of the questions used categories for which lots of examples came to mind for their subjects (e.g., composers) and matching questions used categories for which few examples came to mind (e.g., choreographers) — that is, these subjects could easily think of at least a few famous composers, but couldn't think of more than one or two choreographers, if any.

The results showed that whether or not they could actually recognize the right answer, people gave higher feeling-of-knowing judgments to questions using many-example categories (e.g., "Who composed the music for the ballet Swan Lake?") than to questions using few-example categories (e.g., "Who choreographed the ballet Swan Lake?"). The experimenters argued that when people see the composer question, the answer doesn't come to mind, but the names of several composers do. This related information leads to a feeling of knowing. Informally, we could say that subjects conclude (consciously or unconsciously), "I can't retrieve the Swan Lake composer right now, but I certainly seem to know a lot about composers. With a little more time, the answer to the question could probably be found." On the other hand, the choreographer question brings little information to mind and, therefore, no feeling of knowing.*

These studies, and dozens of others like them, confirm two general principles of how people gauge their memories. First, people do not assess their knowledge directly by inspecting the contents of memory. Rather, they use cues such as familiarity and partial access. Second, most of the time these cues provide a reasonable assessment of knowledge, but they are fallible.

How students end up with "familiarity" and "partial access" to material

If a student believes that he knows material, he will likely divert attention elsewhere; he will stop listening, reading, working, or participating. Mentally "checking out" is never a good choice for students, but all the more so when they disengage because they think they know material that, in fact, they do not know. The feeling of knowing becomes a problem if you have the feeling without the knowing. There are some very obvious ways in which students can reach this unfortunate situation in a school setting. Here are several common ones:

Cognitive science research confirms teachers' impressions that students do not always know what they think they know. It also shows where this false sense of knowledge comes from and helps us imagine the kinds of teaching and learning activities that could minimize this problem. In particular, teachers can help students test their own knowledge in ways that provide more accurate assessments of what they really know — which enables students to better judge when they have mastered material and when (and where) more work is required.

 

See original text: http://bit.ly/1K71d0X

En una investigación de 15 años, se estudiaron las técnicas de enseñanza y los esfuerzos de cerca de 100 profesores universitarios en todo el país.

A finales de marzo, Bill Humbert, ex profesor en la Escuela Secundaria Chandler en Glendale, Arizona, fue diagnosticado con una rara forma de cáncer. Cuando los antiguos alumnos escucharon el diagnóstico, establecieron rápidamente una cuenta GoFundMe.com, que ha recaudado más de $ 15.000 a pagar por la acumulación de gastos médicos de Humbert.

Cuando se le preguntó sobre las razones de sus acciones, los ex estudiantes dijeron que estaban felices de ayudar a un hombre que había jugado un papel tan importante en su vida como maestro de la escuela secundaria.

"Él fue el que les enseñó esas lecciones de la vida, y esas cosas que mirando hacia atrás están utilizando ahora", dijo Kit Kough, un ex estudiante a Fox 10 News en Phoenix.

Pero esa no es la única cosa que hace que profesores como Humbert sean tan grandes. Según el autor e historiador Ken Bain, los grandes maestros no se definen por lo que hacen, sino por su capacidad de "comprender su disciplina" y conectar con sus alumnos.

"(Grandes maestros) entienden la historia de su disciplina y saben que todo en lo que ellos creen puede ser cuestionado. Ellos han completado conocimientos, artes y ciencias. Ellos saben cómo simplificar y aclarar temas complejos. Puede que no hayan estudiado sobre el aprendizaje humano pero captan importantes conocimientos sobre cómo los seres humanos aprenden y cómo fomentar el aprendizaje a través de la práctica", dijo Bain.

En el transcurso de un estudio de 15 años, Bain analizó las técnicas de enseñanza y los esfuerzos de cerca de 100 profesores universitarios en todo el país. Los resultados de su estudio fueron publicados en su libro "What the Best College Teachers Do".

La semana pasada, en una entrevista con NPR, Bain compartió algunas de las cualidades que había notado que cada gran maestro de la universidad poseía. Aunque el estudio de Bain se centró específicamente en los profesores universitarios, las implicaciones de su investigación se pueden aplicar a un maestro en cualquier nivel de grado.

"Los mejores profesores ... tratan sus conferencias y debates como serios esfuerzos intelectuales. Los mejores profesores piensan también en la forma en que van a dar a los estudiantes una retroalimentación. Esto implica algunas preguntas básicas: ¿Qué quiero que mis estudiantes hagan intelectualmente como resultado de tomar mi clase? ¿Cómo puedo ayudar?", dijo el investigador.

Además de la capacidad de hacer sencillos los temas complejos para los estudiantes, Bain señaló que todos los grandes profesores que estudiaron fueron a cada clase preparados con objetivos y normas específicas para el desempeño del estudiante.

Por otra parte, Bain dijo que la diferencia entre un profesor de la media y un gran maestro era la posibilidad de crear un "entorno en el que los estudiantes crean que su trabajo será considerado justo y honesto".

"Los mejores profesores permiten que los estudiantes lo intenten, puedan fracasar, y volver a intentarlo. Ellos permiten a los estudiantes colaborar entre sí en la lucha contra los problemas más intrigantes. Ellos tratan a sus estudiantes con decencia y respeto, no importa lo mucho que un estudiante esté en problemas", comentó Bain.

Pero los grandes maestros deben entender que sus esfuerzos sólo tienen al estudiante como objetivo. Más que forzar a un estudiante para que aprenda, los grandes maestros sirven como si fueran un entrenador o un guía, ayudando a cultivar su deseo de aprender.

"Un buen profesor está ahí para inspirar y guiar a la persona, pero en última instancia, para ayudarles a trabajar por su cuenta y tomar la responsabilidad personal de su aprendizaje", concluyó.

Texto original: http://bit.ly/1KONE38

While creative writing, art, and maker classes are great for relieving some of the stress of life and school, perhaps the most unreasonable burden we place on our kids is asking them to be inspired and creative on demand.

Should we really be grading students on creativity if we don't fully understand the creative process? Maybe that answer should be left for another blog, but meanwhile, it is worth exploring strategies and tricks for that will help kids get past the creative slump and do inspired, creative work.

Artists and writers have been known to get writer's block and creative slumps, and they use many methods to get past them -- and love sharing them. Yet students have an extra challenge. They are not asking themselves to be creative -- we are asking them.

The following strategies and approaches will need to be tweaked for a school environment so that they work with the specific challenges of the classroom.

1. Constructive Daydreaming

Teachers must provide constructive ways to daydream. Students need time to process, reflect, and let their minds drift when trying to develop creative work. A teacher must make sure that this reflective time can happen constructively by making space and setting guidelines. Quietness, journaling, or group brainstorming works. Also taking them out of their environment or the usual seating arrangements can help stir things up.

2. Explore Past Successes

Students can often be self-deprecating and down on themselves when they are feeling uncreative. Being reminded of their previous projects and their past successes can boost self-confidence and provide fuel for more creative ideas. That's why I require students to keep a portfolio in form of a website, journal, or sketchbook. If you are at the beginning of the school year, show inspiring work done by previous students or young people whom you haven't taught.

3. Pencil and Paper Are Best for Brainstorming

I love what the internet can offer for exploring ideas and seeing what is out there, but until the student has an idea, it's best to keep them off the computer. When we're feeling uncreative and a little lost, the internet becomes a distraction. Even with my classes that are computer-heavy, I ask them to turn off the computers and take out pencil and paper. A blank sheet can be intimidating when looking for inspiration, but I'd rather they turn to a relevant book, sketchbook, or each other for constructive conversation when they are lacking ideas.

4. Sharing and Reviewing

Sometimes just the act of sharing what they might be thinking helps students process their ideas. If they are feeling shy, writing down ideas helps, but having a conversation with their classmates, parents, and other people in their lives can inspire students.

I usually give them a week to propose an idea, and have at least two rounds of submitting draft proposals, sharing them with the larger group, and then submitting the final proposal after I've reviewed their proposal or they've shared their ideas and gotten feedback from the class. This helps to inspire students or gain some perspective on what they might be thinking.

5. Use Inspiring Materials

Like a lot of teachers, I collect books and magazines that might inspire students. I take them off the shelf and leave them on tables and in shared spaces where students might come across them and casually look through them. However, this might not be enough, so I design exercises and activities that more intentionally use these books and magazines. They are also great for discovering the works that might not be what the student is looking for but sends them off to an otherwise new area of exploration and discovery.

6. Emulation Projects

In Western culture and especially in schools, we are told not to copy and that originality is a must. However, much of what we want students to master has already been done previously. I require students to find artists that they like and imitate their style or even try to replicate as closely as possible what the artists have done. This type of project does several things:

7. Break It Apart and Put It Back Together

If the students have anything that they've already sketched out, written, or photographed, what would happen if they literally tore it up and put it back together again? This may be hard to do if you haven't started anything, but this method of finding creative inspiration has long been used by writers and artists.

The artist Ai Weiwei would take objects like shoes, break them apart and put them back together in a new way. Writers and surrealists have used what they called the "cut up method" to generate new ideas by cutting or tearing printed, typed-up text and rearranging words, phrases, and sentences. This method might seem foolish, but it is a magical way of making discoveries that creates unexpected juxtapositions and new meanings.

8. Make a Quick List

Making a list is a productive way of generating ideas, but it must be done stream-of-consciousness style by generating as many things that come to mind within a limited time frame. I sometimes ask students to create a list of ten items in one minute or 50 items in five minutes. The pressure to produce quantity over quality pushes them to let go of their fears and blocks. Some of the results might be gibberish, but this process often loosens the brain and helps move the students forward.

9. Research

Once a student has even a vague idea, it is time to do research. When the ideas are not quite formed or detailed, the teacher can step in and guide this research by questioning the students on past experiences or specific details, and share online information or printed material that might provide direction.

10. Play

Play is key to liberating your ideas and removing inhibitions to your creativity. Unfortunately, we have to relearn methods of playfulness that allow younger children to quickly learn a new skill. Toying around with questions, ideas, nonsensical words, or a relevant object is a great way for students to loosen up and open up their ideas. For teachers to make this effective, it is important to structure it and make the stakes low.

11. Journals and Sketchbooks

These are key tools to have in any class in which students are expected to be creative. Even in science and humanities classes, notes that might also include sketches or images cut out of magazines serve to engage the students more in their subject area and deepen that engagement. When students journal, the circulation of creative juices begins long before they are required to do work that requires creative ideas. If the student is still stuck, reviewing previous entries and notes serves to help him or her get unstuck.

What ideas do you use to help your students overcome creative blocks? I'd love to hear them. Please share in the comments section below.

See original text: http://bit.ly/1Hf6ptK

Te presentamos las 50 mejores herramientas para encontrar recursos pedagógicos, crear clases online e interactuar con tus alumnos. ¡Adapta tus clases y no te quedes afuera de la revolución educativa!

Encontrar recursos educativos

Skype in the classroom: recursos para el aula, expertos, ideas, personas y experiencias alrededor del mundo.

YouTube: para escuelas  cientos de videos académicos

Tiching: recursos educativos digitales

TED: conferencias en video de expertos de todo el mundo sobre todo tipo de temas

Evernote: capturar y organizar contenido de la web

Cloud Magic: buscador simultáneo de información en gmail, twitter, facebook, evernote, etc

Wolfram Alpha: resolución de ejercicios matemáticos y otros recursos

Issuu: descubrir publicaciones, compartir documentos gráficos, crear revistas y difundir online

Tube Box: descargar videos de YouTube, Vimeo, DailyMotion…

The Primary Box: navega, colecciona, organiza y comparte recursos

Factoría del Tutor: herramientas, recursos y servicios para el docente

Genmagic: recursos y herramientas según cada necesidad

Sheppard Software: recursos educativos para la infancia y primer ciclo

Scoop.it y Paper.l: curación de contenidos web

TeachersPayTeachers: intercambio de lecciones entre profesores

Academia.edu: comunidad de académicos que permite un fácil contacto entre pares gracias a sus opciones para destacar intereses, áreas de interés y localizaciones. También es un buen espacio para encontrar y compartir papers

Crear recursos pedagógicos

 

Infogr.am: crear infografías interactivas

Educaplay: crear de actividades interactivas

Kubbu: crear ejercicios didácticos interactivos

Edu Gloster: crear diagramas y pizarras virtuales

Easel crear: pizarras virtuales para expresar ideas visuales, diagramas y trabajos colectivos
Think Link: crear imágenes con acceso directo a enlaces

Map Tal: crear historias sobre mapas virtuales para compartir

Time Glider: crear líneas de tiempo

Picmonkey: crear y editar imágenes o collages online

Loopster: editar videos online

Voice Thread: grabar y compartir presentaciones con comentarios audio y video

Animoto: crear videos online a partir de material multimedia (fotos, videos, texto…)

Pinterest: organizar categóricamente todo tipo de material gráfico en pequeños grupos y compartirlos vía redes sociales o simplemente mantenerlos de forma privada.

Flipsnack: crear libro virtual con trabajos de alumnos

Tikatok: crear libro virtual con ilustraciones para niños

Lulu: crear y editar libros virtuales

Olesur: crear PDF’s con problemas de matemáticas, fichas de lectoescritura, actividades de refuerzo y caligrafía, y más recursos didácticos para imprimir

LaTeX Lab editor de LaTeX online con la tecnología de los documentos de Google

Crear cursos online

 

Ed Canvas: crear y compartir lecciones online

Moodle: crear cursos online con herramientas interactivas y una amplia comunidad

Slideshare: crear y compartir presentaciones con diapositivas desde un canal personal

Record MP3: grabar y compartir audio en mp3

Prezi: crear y compartir presentaciones online interactivas

TinyChat: sala de videochat para hasta 12 personas compartiendo suwebcam y el resto comentando con mensajes,  accesible a través de redes sociales

Google+: los populares Hangouts son una excelente herramienta para realizar cursos online

Gestionar aulas virtuales e interactuar con alumnos

 

Dropbox: almacenar documentos, imágenes y datos para acceder desde cualquier dispositivo

Google Drive: crear documentos para compartir virtualmente

Jumpshare: visualizar y compartir documentos

Planboard: planificar eficazmente lecciones pedagógicas

Trello: organizador de tareas a realizar

Class Dojo: gestión del comportamiento, implicación e interacción con alumnos

EDU 20: gestión del aula de forma virtual

Teachem: aula virtual y recursos

Primary Wall: pizarra y post it virtuales para interactuar con alumnos

Todaysmeet: crear salas de chat para conectar con alumnos

Blogger: crear un blog en instantes con la ayuda de Google

Google Calendar: gestionar horarios de atención a estudiantes, fechas de exámenes, entregas de trabajos, etc.

Join.me: compartir pantalla y trabajar en equipo

Canvas: gestionar cursos totalmente online (sin instalación en servidor propio), elegante y fácil de utilizar

Wiggio: trabajos en grupo con listas de tareas, calendarios, encuestas, perfiles y varias funciones de interacción

Socrative: ejercicios y juegos para interactuar con los dispositivos de los alumnos

Poll Everywhere: crear encuestas online con votaciones instantáneas via twitter, sms…

 

Crear cuestionarios online y corregir trabajos

Quiz me Online: crear cuestionarios online

Yapaca: crear cuestionarios online

Furaboo: crear cuestionarios, ordenar resultados, enviar notas a alumnos por mail, analizar performance de alumnos

Blubbr: crear cuestionarios interactivos a partir de videos

Gnowledge: crear y compartir evaluaciones tipo test y ejercicios tanto con estudiantes como con otros maestros

Plagiarisma.net: detectar plagio en escritos

 

Texto original: http://bit.ly/18TAwGL

Encontrar el equilibrio entre la exigencia necesaria en la enseñanza y la búsqueda de la motivación del alumno puede tomar toda la vida profesional a un docente. La mayoría de los profesores hemos experimentado una educación basada en unos exámenes exigentes donde se ha priorizado la asimilación de contenidos por parte del alumno sobre otro tipo de competencias y habilidades.

Hemos aprendido desde niños la importancia de las calificaciones sobre el resto de cosas. Aprender a través del juego, de los intereses personales o desde la cercanía no ha sido una constante en la experiencia de aprendizaje de muchos docentes actuales. Por ende, como profesionales de la enseñanza, seguimos perpetuando un modelo donde la exigencia requerida nos obliga al uso indiscriminado de exámenes, deberes o calificaciones de índole cuantitativo.

Gracias al autoaprendizaje, a la experiencia en las aulas y a la formación pedagógica a través de redes informales somos capaces de evolucionar a un modelo donde la motivación del alumno esté en el centro de una enseñanza destinada a provocar aprendizajes auténticos. Es posible continuar con la exigencia atendiendo a la diversidad del aula y desechando un modelo que tiende a homogeneizar y medir a todo el alumnado con medios uniformes.

Se precisa una exigencia doble: respecto a nuestro trabajo como docentes -automandato y congruencia de lo que hacemos con lo que pedimos- y con el alumno en el sentido de aprovechamiento de los tiempos lectivos -calidad de trabajo en el aula-. Unos tiempos donde el uso de metodologías activas y diferentes formas de evaluación no significan en ningún caso un menor esfuerzo del alumno.

El uso de la tecnología en el aula no conlleva necesariamente el equilibrio en la ocupación del docente. Seguimos repitiendo, consciente o inconscientemente, un modelo hiperdirigido donde el docente lleva el control y la iniciativa de todo el proceso educativo. La pizarra digital o lo libros electrónicos, por poner dos ejemplos, perpetúan habitualmente este modelo de enseñanza tradicional. Aún así, la tecnología puede facilitarnos esa motivación necesaria gracias al manejo de aplicaciones, la conexión a Internet o el uso de dispositivos que activan al alumno en el aula.

Cada docente tiene un ciclo de vida profesional único. Ciclos con subidas y bajadas o con demasiadas planicies. Un ciclo donde el aprendizaje es inevitablemente a perpetuidad y que nos permite ir afinando ese buscado equilibrio. Sería imperdonable dejar de oscilar.

Texto original: http://bit.ly/1z5TRXC

The mind: capable of vanquishing disease and traveling the stars. An infinitely complex symphony of chemical reactions, all working together in harmony to navigate the strange, eternally fascinating world we live in. Acquired knowledge, unquestionably, is the fuel responsible for powering mankind’s ascent to the top of the food chain. In light of this, there is nothing more disheartening than watching a bright student struggle to recognize their potential.

Yet, there isn’t a single trigger of lackluster academic performance. Truth be told, it’s often the culmination of numerous variables — some controllable and others not. Even so, the fight for student engagement doesn’t have to be an uphill battle. In this piece, I will briefly examine three of the most common obstacles to student productivity, and then suggest a few tech-based solutions for tearing down these barriers to success.

Obstacle #1: Digital Distractions

As technology becomes increasingly capable of indulging our every whim, educators are forced to walk a fine line between embracing innovation and permitting off-task behavior. Not an easy predicament, as a 2013 study by the University of Nebraska illustrates, finding that the average student uses their mobile device to engage in off-task activities at least ten times a day. So then, does this mean smartphones and tablets are to be shunned completely? Obviously, the answer is a resounding no. After all, if the pace and breadth of current digital innovation is any indication, students are destined to incorporate this technology into every facet of their existence. Much like all things in life, it all boils down to balance.

While social media may cut through borders and cultural differences in a manner unprecedented in our history, that kind of revolutionary connection isn’t so great when it’s time to stay on task in the classroom. How is a teacher to compete against celebrity tweets, a crush who likes a Facebook status, or YouTube videos of cuddly creatures? For this reason, Self Control is an invaluable tool for educators; by allowing you to block all off-task content until a timer runs out, it forces students to take a break from the endless digital bombardment.

The true beauty of the app, of course, is that the block is irreversible. That means even if a student deletes the program entirely, they will still be unable to access restricted content until the timer expires.

It’s suggested that on average, the typical student can digest roughly 20 minutes of lecturingbefore their mind starts to drift. Class discussions and question sessions can break up the monotony, but even the most well-intentioned educator can fall victim to calling on a select few students in an unfair, predictable manner. Equity sticks (popsicle sticks with student names on them) are a popular way of preventing certain students from dominating a conversation. Each stick is placed into a can, with the instructor randomly drawing one out every time they ask a question.

Stick Pick brings this concept to mobile devices, both enhancing and perfecting it. It does this by allowing instructors to customize the difficulty level of each question according to student ability. When a teacher wishes to ask a question, the app randomly selects a student in a way that ensures a fair, diverse discussion. Of course, knowing that they could be called on at any moment also provides students a strong incentive to pay attention.

Obstacle #2: Student Apathy

Since time immemorial, educators have been plagued by blank stares and absent-minded expressions. Truth be told, even the most well-crafted lesson plan proves useless if students are too busy gazing out the window. That said, simply getting angry and dishing out hard discipline does little to win engagement. No, truly effective teaching requires the ability to look outside yourself and empathize, factoring in all of the unique life experiences responsible for shaping the way students approach education. Of course, if that doesn’t work, the careful cultivation of parent-teacher relationships tends to do the trick.

Decode Your Students:

The idea of “learning styles” is both praised and criticized by educators. Advocates swear diagnosing educational preferences and adjusting lessons accordingly increases student engagement and productivity. On the other hand, detractors argue a lack of empirical evidence renders the effectiveness of the approach speculative at best. No matter which side of the fence you’re on, the value in determining the types of content a class is prone to enjoying cannot be denied. Considering learning style surveys are free and readily available, there’s no excuse for failing to capitalize on this concept.

North Star Smart Star Survey:

Although similar in concept to the surveys above, the unique approach taken by the North Star Smart Star Survey app warrants a distinction. After answering a series of whimsical questions, students are presented with their own personal “learning constellations.” Laid out in an easy-to-comprehend manner, all of the areas in which a student excels are prominently displayed, whereas encouragement is provided to pursue those still in need of improvement.

Aside from providing teachers an excellent snapshot of all the unique personalities that make up a classroom, these personalized learning constellations encourage students to take an active role in their academic career — reminding them that they are smart, dynamic individuals capable of reaching great heights.

Mix it Up:

Regardless of the student survey you choose to use, the next step is to incorporate that knowledge into the creation of a blended lesson plan. Let’s say, for example, you discover a large portion of your class responds favorably to auditory learning. Armed with this information, you could stream lessons on iTunes and assign them as homework, thereby providing students a convenient opportunity to learn in a comfortable way. Stacey Roshan, a calculus teacher in Maryland, witnessed drastic improvements to test scores after taking this approach.

Then again, if you’re teaching early mathematics, you could always capitalize on Academic Music— an award winning program that connects fractions to sounds, allowing children to learn core mathematics as they sing and clap along. Point is, you don’t have to sacrifice the integrity of your curriculum to make it enjoyable.

Parent Engagement:

In some scenarios, parental figures are often the only ones with the power to cure educational apathy. Harvard University confirms this assertion, with a 2012 study of 6th and 9th grade classrooms finding direct parent involvement increased homework return rates by up to 40%. Still, reaching out to a guardian can prove challenging.

If you’re lucky, they are eager to stay up to date. If you’re not, they are overly defensive and quick to make excuses. Thankfully, the pervasiveness of mobile technology allows open lines of communication to be established with relative ease. Apps like Remind 101 and platforms likeEdmodo, for instance, are rapidly gaining popularity as non-intrusive methods of notifying parents of important tests and assignments – straight to mobile devices and all without requiring a phone number.

Obstacle #3: Disruptive Behavior

Whether you teach kindergartners or high school seniors, even the smallest instance of poor behavior can derail class time. Even worse, inane rude comments can create an environment that’s uncomfortable enough to drive some students out of school altogether.

Thankfully, technology allows educators to quickly defuse tense situations and nip disruptive behavior at the bud.

Noise pollution can become a real concern in any classroom, especially when students are engaged in group activities. While bustling conversations can be an indication of strong engagement with class material, they can also become so loud that productivity is rendered impossible. Silent Light is designed to resolve this issue entirely.

Utilizing a decimal meter and traffic light display, the app monitors classroom noise levels and projects them in a way that’s easily recognizable by all students. Green means everyone is working at acceptable volume levels, whereas red indicates unacceptably loud behavior.

This innovative app kills two birds with one stone.  Not only does Class Dojo provide parents a snapshot of student performance, it also infuses a large amount of positive reinforcement into the classroom. This is accomplished by allowing instructors to instantly provide feedback in regards to student behavior (accessible by both students and guardians).

For example, participating in a class discussion would earn a student points, whereas a rude comment would deduct them. Keep in mind, the app is designed to encourage, not punish students. That said, parents benefit from no longer having to wait for periodical progress reports to receive updates on academic performance.

Conclusion

When dealing with troubled or disinterested students, it’s essential to remember that they rarely go out of their way to give you a headache. To them, the world is new and filled with excitement. When technology is implemented effectively, the classroom becomes an adaptable, inviting atmosphere; one that nurtures personal growth and allows the mind to blossom into its full potential.

See original text: http://bit.ly/19sjbLV

Con frecuencia, los profesores que imparten este idioma se encuentran con que sus estudiantes se frustran al cabo de unos meses al no ver cumplidos sus objetivos de aprendizaje. Y es que muchos alumnos comienzan a aprender un idioma como algo temporal, creyendo que con unos cuantos meses o cursos lo dominarán y no tendrán que estudiar más.

Esta situación carece de sentido. Por ejemplo, ¿cómo va a conseguir un alumno entender inglés con una exposición de 40 horas anuales si un nativo a la edad de siete años ya ha tenido una exposición de 10.000 horas? Cuantas más horas se inviertan, mejor. Además, hay que tener en cuenta que el cerebro no puede asimilar tanta información en apenas unos meses y, por tanto, resulta imposible aprender y desenvolverse con soltura en una segunda lengua como el inglés en poco tiempo.

Es necesario un cambio de mentalidad para que el alumnado triunfe aprendiendo inglés. Para ello, la empresa de enseñanza de idiomas on line Dexway propone una serie de consejos para ayudar a los alumnos a aprender inglés y enfocar el aprendizaje como algo que siempre les acompañará:

1. No plantear el aprendizaje del inglés en unos meses o años, sino como algo para toda la vida. El estudio del inglés es una forma de vida y debe formar parte del alumno, haciéndole ver que le servirá para alcanzar sus metas, encontrar trabajo, ganar más dinero, viajar por el mundo o mejorar en su profesión.

2. Proponer metas cortas para ver el progreso en poco tiempo. Es una de las técnicas más importantes para ayudar al alumnado a triunfar con su inglés. Esta meta no debe ser nunca ‘hablar inglés perfectamente’, son necesarias metas realistas y al alcance de todo el mundo. Algunos ejemplos de metas cortas, concretas y alcanzables son:

– Mejorar en un 5% o 10% la parte del listening en 3 o 6 meses.

– Practicar inglés 2 o 3 horas a la semana.

– Aprender bien 3 verbos irregulares a la semana.

– Aprender una frase con vocabulario nuevo cada día.

3. Ayudar al alumnado a no tener miedo a hacer el ridículo y que conozca sus progresos. Se trata de una recomendación muy efectiva si los estudiantes la aplican correctamente. Cada vez que los alumnos sientan miedo al ridículo hay que convencerles de que no es así y visualizar con ellos los progresos que saben que han conseguido en las últimas semanas o meses. Este consejo hay que aplicarlo en aquellas situaciones en las que se sientan avergonzados y combinarla con la consecución de metas cortas.

4. Paso a paso se consigue. Enseñar a los alumnos que los métodos rápidos y sin esfuerzo no es verdad. Para aprender inglés es necesario dedicación continua, trabajo, esfuerzo, tesón y práctica.

En definitiva, es importante inculcar a los alumnos que el aprendizaje del inglés es un camino de por vida en el que hay que invertir tiempo para alcanzar la cima y donde hay que ser pacientes a lo largo de este proceso.

Fuente: http://ow.ly/KiuCN

Fund your projects easily with these top tips

As funding for public education continues to decline, districts, administrators, and classroom teachers struggle to find ways to fill gaps left by budget cuts. Traditional school fundraising methods, such as gift wrap sales, are time intensive and often only raise a small amount of capital.

Fortunately, the advent of the internet has created new fundraising opportunities for schools and educators. One such fundraising mechanism crowdfunding—uses the collective power of individual donors who are united in support of a common cause or goal. It’s been used successfully by movie producers, startup founders, and others with a truly great idea. Teachers are discovering it, too. In the classroom, crowdfunding can be used to fund exciting projects, purchase technology, or supplement resources.

Crowdfunding might sound like a lot of work, but it’s actually quite easy to implement. Here is what you need to know to get started and successfully fund your own projects.

  1. First, define your project.  Be specific. What do you want to purchase?  Why?  Megan Aldridge, a first grade teacher in Athens, GA, decided she wanted to purchase a class set of ukuleles to supplement reading and math instruction. “People nationwide donated to the project,” she said. “They were excited to bring music to kids who otherwise wouldn’t have the opportunity to play music.”

Another elementary school teacher, Kim Russell, tired of not being able to share the books she was reading with her students. They liked reading books in the library, where they were able to see the text projected with the document camera.  Russell decided she wanted one of her own. “The project took me half an hour to write it up,” Russell says.  “It was funded in less than two weeks.”

  1. Tell your story. Who are you? Why is this project important to you? Who will benefit from the project?  How?  When defining your mission, be transparent about what you are funding, and remember to make it compelling. Donors are more likely to support a project if they can make a personal connection to the person or group they are supporting. When writing about her ukelele project, Aldridge referred to research about music stimulating the brain and activating cognitive development. She also shared how her student loved to sing, dance, and learn kinesthetically.
  2. Pick a platform.  There are over 300 crowdfunding sites to choose from. Donors Choose is popular for educational fundraising, though sometimes a vision can be limited by the vendor selection. My husband, STEM teacher Chris Sugiuchi, faced this problem when trying to purchase GoPro cameras for his project Chase in Space, which enabled his classroom to design, build, and launch a capsule into space in order to capture images of the earth’s curvature. He researched several crowdfunding sites, including Kickstarter, before deciding on Indiegogo, which allowed him to purchase materials directly from the vendors of his choosing.  “When deciding on a platform, you should research various crowdfunding sites,” Sugiuchi suggests.  “Which one funded a project that most closely matches your situation?”
  3. Publicizing your project is key.  Shannon Thompson, a school library media specialist, recently funded a 3D printer for his makerspace. “The best suggestion I have is to spread the word in any way you can,” he says, “which I guess is pretty obvious. I put it on Facebook, Twitter, even Instagram. And I encouraged/begged loved ones to do the same.”
  4. Involve parents and families in your community. Have students share news of your project with their extended family. Encourage families to help spread the word via social media. Afterward, have your students help write thank you notes and letters explaining what they are doing with the items they purchased.  You can feature them in pictures too.
  5. Establish a timeline. This will outline deadlines for final planning phases, length of time the fundraiser will run, how initiatives will be fulfilled, and when the project will be completed. It is best to keep your funding period limited to encourage people to donate.

Elementary school teacher Carrie Maxey has funded more than 22 projects through Donors Choose. She offers several tips:

  1. Request less. “I typically find the projects requesting $400 or less will get funded quicker than those requesting a much larger amount.”
  2. Slot yourself in. “I work hard to incorporate my project in the Teacher Funding Opportunities available (where companies/individuals have offered certain amounts of funding on projects meeting certain requirements).”
  3. Put some heart into it. “Also, the more personable the project profile is, the more likely it will get funded.”

Crowdfunding is a great way to fund exciting classroom projects and field trips, or just to provide resources that you otherwise could not afford. Study successful campaigns to see what works. Use a variety of social and traditional media to promote your project. Utilize vendors and local businesses to donate materials and matching funds. Be as transparent as possible.  Make sure to involve students and their families. Follow through with your incentives and thank yous. Know you can do this.  Use crowdfunding to create the classroom of your dreams today.

See original text: http://goo.gl/DhdifI

¿Se puede resumir sin saber resumir? Este artículo te demostrará que sí es posible. Dentro de las Técnicas de Estudio, sin duda una de las más complejas o de las que más cuesta al alumno es sin duda la redacción de un resumen.

Para redactar un resumen no necesitar saber resumir. ¿Qué? ¿Cómo? Así es. Para redactar un resumen lo más importante no es saber redactar, sino elegir entre las opciones de las plantillas que te daré. Hoy te demostraré cómo se puede redactar un resumen sin saber redactar con estos sencillos trucos y la ayuda de las plantillas. ¿Me acompañas?

1. Divide el texto en partes. Si un texto tiene párrafos le corresponderá una parte por párrafo. Si no tiene párrafos, fíjate en los conectores textuales para su división. Sobre cómo resumir un texto sin párrafos te recomiendo que leas el artículo de este enlace.

2. Asigna a cada párrafo una oración simple. Debes evitar escribir más de un verbo en cada oración.

3. Asigna a cada oración tres partes bien diferenciadas. Sujeto + Verbo + Complemento.

4. Une las oraciones simples con un conector textual.

5. Elige un sujeto para cada oración (amarillo).

6. Elige un verbo para cada oración (verde).

7. Elige las palabras clave de cada parte. Debes elegir un máximo de ocho palabras y que sean, preferentemente, sustantivos (azul).

8. Elige los conectores textuales que unirán las oraciones (marrón).

9. No pienses en el resumen hasta el final. Lo que debes hacer es ir construyendo una oración por cada párrafo o parte del texto.

10. Cuando tengas las oraciones simples, sólo te queda unir cada una de ellas con la ayuda de los conectores de la plantilla.

 Texto original: http://goo.gl/3ii8yp

Muchos proyectos de innovación educativa nacen de la iniciativa de un profesor que ha rediseñado el espacio físico de su aula. Para empezar, y que no se dispare el presupuesto, es posible seguir una serie de sencillas pautas:

1. Ordena las mesas en equipos: es una de las primeras normas a seguir —las mesas en hilera han perdido su sentido—, ya que permite potenciar el aprendizaje cooperativo y colaborativo.

2. Las paredes son pizarras: apuesta por el vinilo adhesivo o por la pintura de efecto pizarra para extender las posibilidades de la pared y crear un gran espacio donde los alumnos pueden escribir, dibujar, proyectar, decorar.

3. Aprovecha todos los espacios: puedes dejar un hueco libre entre la nueva pizarra y el techo para poner frases optimistas, lemas escolares, las normas del aula diseñadas por los propios alumnos…

4. Abre una ventana digital: con una pantalla, una pizarra digital o una simple pared en la que se proyecte la dimensión digital del aula.

5. Descentra el foco de atención: ponle ruedas a tu mesa y minimiza tu espacio; es importante moverse entre los alumnos y centrar el foco de aprendizaje sobre cada grupo y cada persona.

6. ‘Conquista’ los pasillos: se pueden organizar algunas actividades, como mostrar los trabajos de los alumnos, exposiciones…

7. Las ventanas también pintan: el alumnado puede utilizarlas para crear mapas mentales…

8. Crea tendederos: con finas cuerdas y unas pinzas para colgar imágenes y trabajos de los alumnos.

9. Cuida la iluminación: muchas aulas cuentan con luces fluorescentes que iluminan de forma no adecuada. La intensidad y el efecto lumínico mejoran cuando se cubren con sábanas o telas en tonos blancos o sepias muy claros.

10. Involucra a los alumnos en el proceso: puedes apoyarte en ‘Design for change’, una organización que da voz al alumno para que participe en esta nueva escuela del siglo XXI.

Texto original: http://goo.gl/QvuczB

Comprehension strategies are conscious plans — sets of steps that good readers use to make sense of text. Comprehension strategy instruction helps students become purposeful, active readers who are in control of their own reading comprehension. These seven strategies have research-based evidence for improving text comprehension.

1. Monitoring comprehension

Students who are good at monitoring their comprehension know when they understand what they read and when they do not. They have strategies to "fix" problems in their understanding as the problems arise. Research shows that instruction, even in the early grades, can help students become better at monitoring their comprehension.

Comprehension monitoring instruction teaches students to:

2. Metacognition

Metacognition can be defined as "thinking about thinking." Good readers use metacognitive strategies to think about and have control over their reading. Before reading, they might clarify their purpose for reading and preview the text. During reading, they might monitor their understanding, adjusting their reading speed to fit the difficulty of the text and "fixing" any comprehension problems they have. After reading, they check their understanding of what they read.

Students may use several comprehension monitoring strategies:

3. Graphic and semantic organizers

Graphic organizers illustrate concepts and relationships between concepts in a text or using diagrams. Graphic organizers are known by different names, such as maps, webs, graphs, charts, frames, or clusters.

Regardless of the label, graphic organizers can help readers focus on concepts and how they are related to other concepts. Graphic organizers help students read and understand textbooks and picture books.

Graphic organizers can:

4. Answering questions

Questions can be effective because they:

The Question-Answer Relationship strategy (QAR) encourages students to learn how to answer questions better. Students are asked to indicate whether the information they used to answer questions about the text was textually explicit information (information that was directly stated in the text), textually implicit information (information that was implied in the text), or information entirely from the student's own background knowledge.

There are four different types of questions:

5. Generating questions

By generating questions, students become aware of whether they can answer the questions and if they understand what they are reading. Students learn to ask themselves questions that require them to combine information from different segments of text. For example, students can be taught to ask main idea questions that relate to important information in a text.

6. Recognizing story structure

In story structure instruction, students learn to identify the categories of content (characters, setting, events, problem, resolution). Often, students learn to recognize story structure through the use of story maps. Instruction in story structure improves students' comprehension.

7. Summarizing

Summarizing requires students to determine what is important in what they are reading and to put it into their own words. Instruction in summarizing helps students:

Effective comprehension strategy instruction is explicit

Research shows that explicit teaching techniques are particularly effective for comprehension strategy instruction. In explicit instruction, teachers tell readers why and when they should use strategies, what strategies to use, and how to apply them. The steps of explicit instruction typically include direct explanation, teacher modeling ("thinking aloud"), guided practice, and application.

Effective comprehension strategy instruction can be accomplished through cooperative learning, which involves students working together as partners or in small groups on clearly defined tasks. Cooperative learning instruction has been used successfully to teach comprehension strategies. Students work together to understand texts, helping each other learn and apply comprehension strategies. Teachers help students learn to work in groups. Teachers also provide modeling of the comprehension strategies.

 

See original text: http://goo.gl/uNJNiE

Student-centered learning, collaboration, and more may be the keys to transforming schools.

It is not terribly difficult to get people to agree on the need for school transformation. The expression of this need comes not only from the “usual suspects,” i.e. politicians and academics, but also from teachers, administrators, and parents. Yet, despite this agreement the specific nature of what the transformed school should look like is harder to pin down.

The agenda for school transformative change reveals five critical terms. Each of these terms have been used when talking about teaching and learning in schools for decades. That’s the problem!

It may seem that school transformation simply means doing what we have always tried to do but better. But school transformation is actually about establishing a new vision of schooling.

What those five terms mean to those who are serious proponents of major school transformation is quite different from how they have traditionally been used in conversations about schools. Our challenge is to get beyond just using the right words to implementing the right practices. This requires us to sort out the somewhat more technical use of the five terms from the common usage of them.

1. Student or learner centered learning is used frequently by school personnel when describing the nature of teaching and learning in their classrooms. Yet, anyone who visits schools that claim to be student centered will find that many of them are as traditional as any school one might have visited decades ago. What the personnel in those schools seem to mean by “student centered” is that school personnel care about their students and want to what is right for them.

In a student centered school, when the term is used by those involved with school transformation, the student becomes a key decision maker with regard to their educational program, and plays an active role in shaping their learning experience in the classroom according to their own unique nature, interests, and needs. The axiom “teacher knows best” gives way to a situation where the student has ownership and a high degree of control of what they will learn and how they will learn it.

2. Collaboration is ability to work together with others to produce a product, and is a valuable life skill. Group work is a longstanding practice in classrooms, but group work and collaboration are not synonyms. The fact that a group of students may be working on a project together does not mean that they are engaged in effective collaboration. In reality, the way that group work typically is done in schools may be more of a detriment to expanding capabilities of students to collaborate since students, too, might conflate the two terms. True collaboration features much a much more focused approach to working in groups, with clear expectations, roles, and feedback systems addressed upfront.

3. Engagement is one of the most critical terms in the transformation lexicon. Paying attention and being on task may or may constitute engagement. One can require the student to pay attention or to stay on task, but compelling engagement is a different matter. Engagement pertains to the relationship between the learner and the content of the learning. The engaged student is motivated by the sense that the knowledge or skill to be learned has deep relevance for her or him that goes beyond any extrinsic motivating force, such as teacher approval or a good grade. While it is often not an easy job to get students to stay on task and to pay attention, engagement in the learning process cannot be mandated. Student centered learning is a key factor in students becoming engaged in their learning. Engaged students are committed to making persistent effort even in the face of difficulties and obstacles, and without prodding from their teacher, because they see personal value in the knowledge or skill they are seeking to learn.

4. Participatory learning is another problematic term. It is easy to get agreement among teachers and administrators that students need to participate in what is occurring in the classroom and school. Participatory learning, as used by proponents of transformation, means that the student has many ongoing opportunities to become involved with their community and the world. Rather than just occasional field trips or special projects, participation with the appropriate media and information outlets, people, and communities via both conventional and digital media means is the modus operandi of the school. The classroom becomes permeable. Students not only have the opportunity to learn from others beyond the school as they work with them, but also make contributions to civic affairs, the arts, and other disciplines and activities. Rather than being a walled garden, the classroom becomes a magic carpet.


5. Connected learning
is closely related to participatory learning. Some use the two terms interchangeably. Connectivity is a word that in common usage generally refers to the ability to access the internet. To speak of “connected learning” is often taken to mean that student are making uses of computers or hand held devices for their school work. For those proposing school transformation connected learning takes on a different meaning; the extent of connected learning is not determined by how many computers there are in the school and how often they are used. Connected learning is as much about the human element as it is about the technical element. It involves relationships, and the sense of the term is quite similar to what is meant when we speak of a person who is “well connected.”

See original text: http://goo.gl/4DsnGb

Las 6 emociones básicas que debes tener presente en el aula son:

1. Alegría. Creo que hoy en día se habla muy poco en las aulas de la palabra alegría. Para mí es una emoción que se debería potenciar al máximo porque tiene un efecto tremendamente contagioso. A mí me gusta pensar al iniciar una sesión lectiva qué sentimiento es el que predomina sobre mí en ese momento. Me parece una pregunta clave porque puede determinar en parte el desarrollo de una clase. Creo que hay que tener la determinación y la voluntad para enseñar con y desde la alegría, porque es capaz de crear estados de ánimos que aumentan la predisposición al trabajo y reducen significativamente la conflictividad en el aula.

2. Tristeza. Como la alegría, la tristeza también es altamente contagiosa. Esta claro que no siempre es fácil separar tu vida personal de la profesional. Una sesión lectiva implica estar al 100% en todos los sentidos. De ahí que debas encontrar mecanismos para poder convertir la tristeza en otro estado emocional. En este sentido creo que es importante que en determinados momentos del curso escolar puedas sincerarte con tus alumnos acerca de tus emociones. Muchos docentes lo ven como un acto de debilidad. Yo lo veo como un acto de sinceridad. En mi caso debo reconocer que suele ser muy efectivo porque los alumnos suelen empatizar mucho con las emociones de los docentes. No hay que tener vergüenza de expresar una emoción. Algunos ejemplos podrían ser una enfermedad, la defunción de algún familiar… Por supuesto, hay que evitar entrar en detalles.

3. Enojo. Personalmente, creo que el enojo está directamente relacionado con la autoridad. Hay docentes que sólo entienden la impartición de una sesión lectiva desde el enojo porque creen que así su autoridad aumenta. El enojo no hace más que alejarte de tus alumnos y mermar su autoestima.

4. Miedo. Al igual que la alegría, el miedo como emoción se ha convertido en una palabra tabú para muchos docentes. Y no me refiero a enseñar desde el miedo, sino a enseñar con miedo. Muchos docentes viven una sesión lectiva desde esta emoción y es algo que se debe combatir desde el primer momento.

5. Sorpresa. Siempre la he vinculado a la infancia y a la inocencia. Hay que potenciar en el aula el factor sorpresa porque es un recurso altamente efectivo para captar la atención y aumentar la concentración de tus alumnos. De lo que se trata es de trabajar el factor sorpresa desde la creación de expectativas. La sorpresa tiene un alto valor empático y favorece el buen clima en un grupo.

6. Aversión. La aversión está directamente relacionada con el tratamiento que das a tus alumnos y por el tratamiento que das al contenido de tu asignatura. Creo que se trata de una emoción que se lleva a cabo de forma inconsciente, y en este sentido es importante reflexionar sobre la manera en que tratas a tus alumnos, sobre tu capacidad de tolerancia, sobre tus normas y sobre tus prejuicios tanto en lo personal como en lo profesional.

Las 5 emociones relevantes en el campo el neuromarketing, útiles para los docentes, son:

7. Elevación. Se relaciona directamente con la calidez y con la calma. Suele carecer de expresión facial. Un ejemplo en el aula sería la reacción ante una respuesta brillante de uno de tus alumnos.

8. Interés. Inclinación de la cabeza, aceleración del habla, contracción de los músculos de la frente. Se centra más en el conocimiento por placer que por una recompensa material. Suele contraponerse al miedo y a la ansiedad ante los desconocido. El interés es muy efectivo para rebajar el nerviosismo. Como consumidor y como docente, el interés es un excelente aliado para el conocimiento y la curiosidad.

9. Gratitud. Sonrisa e inclinación de la cabeza. En este sentido yo relaciono la gratitud con lo que denomino los actos de bondad. La gratitud es francamente útil para trabajar la resiliencia en el aula.

10. Orgullo. Leve sonrisa, inclinación de la cabeza hacia atrás, separación de los brazos del cuerpo y mirada lejana. Aunque el orgullo se relacione com uno de los 7 pecados capitales, no debe verse como una emoción negativa. Si como docente aprendes a distinguir entre el orgullo desmesurado y el auténtico orgullo, en este último puedes encontrar un excelente aliado para mejorar tu autoestima y tu autoconcepto como docente.

11. Confusión. Se trata de una emoción recurrente en el aula, pero que no debería verse como algo negativo, sino como un elemento más del devenir de una sesión lectiva. Curiosamente, se trata de una de las emociones más fáciles de identificar: ceño fruncido, ojos cerrados, labio mordido… se relaciona directamente con las emociones que tienen que ver con el conocimiento -interés y sorpresa-. Lamentablemente, muchos docentes ven la confusión como una debilidad, pero -si se gestiona correctamente- puede convertirse en un arma muy válida para establecer una mayor relación y mejor compenetración con el grupo, porque te permite interaccionar con tus alumnos y también te permite potenciar a la vez el interés y la gratitud.

With finals time right around the corner for many college students, it becomes even more important to learn what study tools and methods work best for each student. Cengage Learning recently surveyed over 3,000 college students to see what types of study tools and methods they use and what works best for them. Find out what strategies college students around the country find most beneficial.

College student study methods

We asked students, “What percentage do you use your phone, laptop, tablet, print books/notes to study?” We discovered that, on average, college students study with their phone or tablet15% of the time, with print books or notes36% of the time, and with a computer or laptop 49% of the time.

In another question, we asked students,”On average, how do you use the time in your day?” We learned that, on average, college students spend just under 4 hours studying and doing homework per day. This may suggest that many students use a variety of tools to complete their studies.

One student shared that they use their computer or laptop to study because “All my classes are online.” Another said, “I use [my computer] to take a break from writing; definitions and flashcards or matching games are helpful.”

If students in your classroom find it challenging to stay focused on one method of studying this finals season, suggest that they change up their methods throughout the week. For example, when eyes tire of print text, move to digital tools such as online quizzes, games, and flash cards. Digesting information in multiple formats will promote deeper understanding of the material.

Pros and cons of digital studying

One honest student revealed, “I try to avoid using my laptop for notes and studying because I get distracted for long periods of time if I drift off and use the internet.” This comes as an important reminder that, while digital learning tools offer an endless list of benefits, some students may still require reminders to use the tools constructively.

Visit our blog post, “Benefits of Using Technology in the Classroom” for information on the advantages of implementing digital technologies in the classroom.

Have you observed what tools your students use most often for studying? What balance of digital and print study methods do you recommend?

Es pertinente que los educadores y adultos interesados en el tema nos preguntemos por qué la población estudiantil en la región decide, año tras año, darle la espalda al sistema público justamente cuando el estado más decidió invertir en él en términos de gasto como porcentaje del producto interno bruto. O, yendo a un nivel de análisis más general, por qué razón la educación escolar formal, pública y privada, pierde adeptos y no logra revertir sus ya estabilizados índices de repitencia, sobre-edad y abandono escolar.

Un importante trabajo sobre la cuestión del abandono escolar, realizado por el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL), arroja algunas pistas al respecto. A partir de las encuestas de hogares y de la medición de los niveles de escolarización en 18 países de la región, se logró observar algunos patrones relativamente constantes a lo largo de los últimos años. A pesar de los esfuerzos presupuestarios ya mencionados, normativos y regulatorios de todos los países, los niveles de abandono escolar hacia el final del ciclo escolar apenas han logrado revertirse. Con índices de escolarización del 98% en la población estudiantil de entre 7 y 12 años, a partir de los 13 años la situación comienza un derrotero firme y parejo, que concluye con más del 35% de la población adolescente no escolarizada a la edad de 17 años.

El dato no es novedoso, y tal vez por ello vemos a los gobiernos reaccionando, intentando imponer por ley la doble escolaridad y la obligatoriedad en el ciclo educativo en donde el sistema muestra su mayor fisura o filtración. Sin embargo, el informe de SITEAL nos permite ver que la principal razón por cual los chicos abandonan la escuela es porque…les aburre.

Las 6 posibles causas de abandono escolar señaladas por el informe son: i) razones de discapacidad, ii) necesidad de trabajar, iii) domesticidad y demandas del hogar, iv) dificultades económicas, v) problemas de oferta educativa y vi) el ya señalado problema del aburrimiento.

En la franja de los 11 a 12 años de edad, los problemas económicos familiares son responsables del 35% del abandono, siendo la causa dominante. Sin embargo, en esa franja etaria, el abandono aún no es un problema de magnitud, lo cual circunscribe el problema a una población relativamente pequeña. Por el contrario, en la franja de los 16 a los 17 años de edad, que es el momento de mayor desgrane de la escuela secundaria, el desinterés, desaliento y aburrimiento explican el 40% de los casos. Si bien los problemas de la necesidad de trabajar, dominante en los niños, y de domesticidad, casi exclusiva de las niñas, aumentan con la edad, la sumatoria de ambas causas en la última banda etaria no alcanza al 30% de los casos. Y los otros 3 problemas, que son discapacidad, oferta y dificultades económicas, disminuyen a mayor edad, explicando en conjunto al final del ciclo un 30% de los casos. Por ello, si como adultos, legisladores o educadores tuviésemos que priorizar y abordar un frente de conflicto a la vez vez para reducir el abandono escolar, no dudaría en comenzar por transformar el paso de los alumnos por la escuela en una experiencia significativa y relevante de aprendizaje, ya sea en la escuela pública o privada.

El informe de referencia debería iluminar las ideas y políticas que se impulsan desde el Estado. Resoluciones como la Ley de Educación Nacional 26.206 de la República Argentina, discutida y consensuada por un conjunto amplio de políticos y especialista, hacen especial hincapié en incluir dentro de la escuela a una población de niños y adolescentes que, suponen, desean asistir pero no lo pueden hacer por situaciones familiares y socioeconómicas adversas. La premisa es falsa, o al menos incompleta. Los niños dejan la escuela, en su mayoría, como lo indica el informe de SITEAL, porque les aburre.

No hay peor sordo que el que no quiere escuchar, ni peor político que el que gobierna o legisla sin considerar los argumentos o reclamos de la sociedad. No podemos aceptar que, frente a una evidencia tan contundente como incontrastable, la respuesta de políticos y educadores sea…agregar más caballos a la carreta. Por más que nos esforcemos y nos dibujemos sonrisas en la cara, los chicos se las arreglaran para encontrar experiencias significativas de aprendizaje en la educación no formal e informal, por afuera del sistema escolar.

Por ello, es imprescindible que hagamos cuerpo el reclamo de Sir Ken Robinson. La escuela no debe ser reformada, sino re inventada. Debemos aceptar que los educandos niños y jóvenes crecen en entornos de saturación digital, que desarrollan desde pequeños destrezas para operar dispositivos móviles y para navegar con comodidad en internet a la busca de relaciones, experiencias o juegos, y que se vale de un nuevo lenguaje, que el autor Logan llama el sexto leguaje: en del chat. Debemos entender que el movimiento de indignados del 2010 no fue un intento de golpe de estado hacia los sistemas democráticos, sino un llamado de atención hacia quienes comendamos instituciones creadas en otro contexto para dar cuenta de otros problemas, no los actuales. Debemos, por último, adoptar una actitud más innovadora y exploratoria y, aceptando nuestra ignorancia o disfuncionalidad, debemos rehacer nuestros votos de aprendices, y lanzarnos a experimentar. Tal vez de esa manera podremos lograr entender cuánto de Coursera, Wikipedia, Khan Academy, Duolingo, o plataformas similares puede ser integrado dentro de nuestras nuevas estructuras o dispositivos de aprendizaje.

Mientras los niños se aburran, aun cuando logremos encadenarlos dentro del aula, no los estaremos preparando para desenvolverse con libertad y responsabilidad en el mundo de contornos borrosos que se va conformando. Mitra en alguna oportunidad dijo que los niños aprenden solo cuando lo desean. ¿Habremos comprendido la profundidad filosófica y antropológica de esta proclama?


Por Juan Maria Segura para Cengage Learning Latinoamérica
Diciembre, 2014

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